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Víctor Manuel Guzmán Villena

Tiempos Invisibles Materializados en Luz y Color

Pintor de formación académica. Su obra pictórica denota el dominio técnico de aspectos como la figura, color, luz, espacios, perspectivas, profundidades. Maneja con habilidad la pincelada directa, espontánea y amplia. Todos estos elementos que nacen de un gran artista, como lo es José Abraham Bastidas, le da a sus obras solemnidad, poder de trascendencia, ya que supera la apariencia de las cosas y encuentra la esencia en lo plasmado, que le da un carácter universal, permanente, ya que cada pintura suya nos hace sentir lo eterno del arte, como una poesía de color a la vida de un artista en plena evolución, interesado en dar pureza a la luz y a la forma, con la perfecta armonía en el ritmo, el equilibrio y lo perfecto.

José Bastidas un pintor, un pintor en la definición mágica que cobija el vocablo. Su espíritu es espíritu de pintor. Su conciencia es conciencia del pintor. Esa es su vida, por eso siempre se ha mantenido en constante comunión con el arte de la pintura. Con él creció, de él bebió y con él ha ganado su ser humano. Desde que comenzó sus estudios pictóricos en el Colegio de Artes Daniel Reyes de San Antonio de Ibarra, sitio dedicado enteramente hacer arte en sus diferentes manifestaciones, el Maestro José Bastidas ha ido encuadernando un diccionario de líneas y de colores, de imágenes y ensoñaciones. Su pintura es translúcida, íntima, callada, sin estridencia, invitando al silencio y la reflexión. Su obra es un remanso humanista y sus telas cantan, lloran y duermen. Es un intérprete del ser humano, de sus sueños, vivencias, transformaciones, es decir de la magia que envuelve el misterio de la vida.

Mirando su obra podemos descifrar el Ying y el Yang milenario, que nos permite entrever obras cargadas de magia con entornos de un mundo onírico que ofrece al espectador una perspectiva metafísica de su construcción pictórica de erotismo de color y contenido. Sus telas tienen el carácter de la eternidad, exclusiva de los creadores de la pincelada, vibrante y segura, directa y espontánea, recia y vigorosa.

Nace en Ibarra-Ecuador, en un eclipse del 26 de febrero de 1956 [Piscis]. Su vida se desarrolla incorporando todos estos conocimientos absorbidos por medio del estudio catedrático, la búsqueda del auto-conocimiento, las enseñanzas masónicas, y lo aprendido en la escuela de la vida. Toda esta comunión de ideas y sus experiencias lo hacen estar siempre en pos del entendimiento, del practicar la no violencia, de encontrar la paz del alma con armonía, meditación, serenidad, bondad, tolerancia, respeto en el libre albedrío y proyectándose la liberación de la ilusión del yo en la práctica del vacio mental.